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LATINOAMERICA ["Indice materiali Latinoamerica"]


ALCA E MATERIALE A LIVELLO CONTINENTALE

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Intervista a Perez Esquivel su sito Via Alterna.

"A LOS LATINOAMERICANOS NOS FALTA UN PROYECTO REAL DE LO QUE DESEAMOS" (Publicado en Brecha, de Uruguay, noviembre de 2002) El único país que tiene un proyecto para América Latina es Estados Unidos.

El Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, estuvo en noviembre en el Foro Social Mundial en Montevideo y dialogó con Lautaro Ortiz, de Brecha sobre la necesidad de generar alternativas, también en el plano de la construcción democrática.

P: A casi un año del estallido social en Argentina, que tuvo repercusiones en el resto de América del Sur, ¿qué cambios advierte usted en la sociedad y en la dirigencia política?

APE: En la dirigencia política, ninguno. En la sociedad muchos. Aquel 20 de diciembre sirvió para despertarnos y para que comenzáramos a plantear las cosas desde otra perspectiva. Primero hubo mucha bronca, pero más tarde la sociedad comenzó a pelear desde otro lugar, formando organizaciones populares: asambleas barriales, trueques, fábricas abandonadas que se abrieron a través de sistemas cooperativos... Si bien en este momento la sociedad no se manifiesta en forma masiva y brutal, todos los días se hace presente en las calles de cualquier país de América Latina.

En Argentina, como en otros pueblos, se está produciendo un fenómeno muy particular: gente de la clase media que pensaba que este sistema no la iba a tocar y al final lo hizo, comenzó a revisar sus posiciones. En este momento hay una relación muy interesante entre los sectores que siempre vivieron en la pobreza y los nuevos pobres de la clase media. Ambos están trabajando en conjunto para ver si pueden abrir espacios.

Pero insisto en que el planteo de base es la necesidad de encontrar una respuesta a la pregunta de qué tipo de democracia queremos. No es posible seguir delegando el mando a quienes después hacen lo que quieren y no lo que deben. Hoy es patente la necesidad de construir una democracia participativa que tenga control de la gestión y poder para supervisar a los que dirigen el Estado.

¿El problema, entonces, es estructural?

Claro. Podemos discutir horas acerca de cómo la gente trata de sobrevivir y cómo elabora mecanismos de supervivencia, pero no podemos dejar de ver el problema político estructural que padecemos. A la Argentina la han saqueado, le han destruido su industria nacional y aún continúan entregando el país a mano llena, esa manga de corruptos dirigentes políticos, de gobiernos cómplices e incapaces.

El peor problema radica en la estructura que se nos impone, y no sólo lo padece Argentina, sino toda América Latina. Uruguay está sufriendo la misma consecuencia, lo mismo pasa en Centroamérica, donde la situación es caótica. Ahí está Venezuela resistiendo los embates a Chávez y ahí está Ecuador, que dolarizó y ahora tiene una inflación en dólares que no le permite exportar ni una banana.

En este sentido no tenemos que perder de vista a Estados Unidos, que intenta por todos los medios anexar América Latina para satisfacer sus propios intereses.

Fíjese en la cantidad de hipótesis de conflictos que imponen a nuestros pueblos: el Plan Puebla-Panamá, el Plan Colombia y el entrenamiento de tropas en suelo argentino y uruguayo. Esto nos da la pauta de las políticas de anexión que tiene Estados Unidos. Porque no hay que engañarse, la supervivencia de Norteamérica depende de nuestras riquezas, y en este proceso no les interesa el costo humano.

Mientras tanto, nosotros seguimos discutiendo asuntos que pertenecen a la superficie del problema. Si los países de América Latina no encaran políticas estructurales comunes, estamos perdidos. Todos somos víctimas de las mismas estrategias mafiosas internacionales, todos estamos bajo este neoliberalismo que lo único que pretende es concentrar poder y excluir a la mayoría del pueblo. Aquí tenemos que hablar de tecnologías, de nuevos conceptos de desarrollo, tenemos que analizar las alternativas posibles, si queremos que se produzca un cambio real. El Foro Social es uno de esos caminos posibles que tenemos que vislumbrar.

Además es tiempo de comenzar a revisar profundamente qué nos pasó; cómo nos saquearon y quiénes fueron, porque aquí hay responsables. La fuga de capitales en Argentina y en Uruguay es monstruosa, pero todavía no hemos podido encontrar ningún mecanismo de control. Estamos metidos hasta la cabeza en una política financiera y no en una política productiva. La única forma que tiene América Latina de sobrevivir -sobre todo los países del Mercosur- es uniendo fuerzas, porque de otra forma el problema se va a profundizar más.

En todo esto hay tres conflictos mayores: el ALCA, el FMI y la deuda externa. Estados Unidos nos ha llevado a esta situación para que después tengamos que aceptar esa área de libre comercio, que tiene como fin alimentarlos a ellos y a Canadá. Cómo vamos a competir con un país que subvenciona su producción agrícola con 190 mil millones de dólares y que pone barreras a nuestros productos. Me parece muy importante que los obreros sin trabajo tomen las fábricas y las reactiven por sistemas cooperativos, pero hay que discutir no sólo el tipo de democracia y de gobierno que queremos sino también cómo vamos a enfrentar al FMI, al Banco Mundial y la deuda externa.

La raíz del mal en América Latina es que no somos países solidarios. ¿Cómo puede ser que los gobiernos latinoamericanos no se unan para tratar conjuntamente el problema de la deuda, una sangría total y absoluta de nuestros recursos? ¿Cómo es posible que cada uno quiera negociar por separado con el Fondo Monetario? Esto es suicida. Si los países latinoamericanos se unieran podrían llevar estos temas a una opinión consultiva a la Corte Internacional de La Haya para determinar lo legítimo de lo ilegítimo y a partir de esa presentación suspender el pago de la deuda. ¿Qué puede hacer la banca internacional ante un continente unido? Pero esto no sucede porque nuestros gobiernos no poseen un plan en serio para nuestros países y mucho menos para el resto. Nos guste o no, el único país que tiene un proyecto para América Latina es Estados Unidos.

La manera entonces de salir de esta situación de debilidad sería fortalecer el Mercosur.

Es fundamental. No podemos llegar a ningún acuerdo con Estados Unidos desde una posición de debilidad. A la Unión Europea le llevó más de cuarenta años la construcción de un espacio que le posibilitara enfrentar a su enemigo irreconciliable de igual a igual. Hoy el euro es tan fuerte como el dólar.

¿Quiénes son los que deberían discutir los grandes temas para no caer en la superficialidad del conflicto? ¿Los intelectuales?

Tal vez. Pero estamos viviendo una situación social de desintegración. La gran crisis, de la que mucho se habla, no es sólo económica sino de valores. Los intelectuales no ven claramente que estamos frente a situaciones que son definitivas, decisorias en muchos aspectos. Además estamos dominados por un pensamiento único y tenemos que lograr un pensamiento propio, acercarnos a nuestros valores, examinar nuestra identidad y recuperar la memoria como construcción social. Eso lo perdimos. Hay que reconocer que existen intelectuales más perdidos que perro en cancha de bochas. Entonces, ¿cómo comenzar a recrear esto, si nos falta la creatividad? La dominación no comienza por lo económico, sino por lo cultural y si nos dominan culturalmente estamos perdidos. Si tuviéramos una resistencia cultural podríamos enfrentar esto que nos pasa.

¿Debemos esperar algunos años más?

Hay que tener en cuenta que en varios países, sobre todo en Argentina, nos faltan dos generaciones. Esa fractura generacional ahora se está sintiendo. Estamos parados, pero nos falta una pata, esa que venía desarrollando un pensamiento, una resistencia cultural, social y política. Los militares nos la han quebrado. Recién ahora los jóvenes están despertando y comenzando a tener memoria; están tratando de reconstruir el tejido social. Porque los que quedamos, somos sobrevivientes.

Es curioso que sus opiniones tengan relevancia en muchos países latinoamericanos y no en Argentina. ¿Usted siente que está prohibido en su propio país?

Sí. En Argentina estoy prohibido, no tengo espacios para publicar nada. Mis opiniones trato de difundirlas por correo electrónico y otros medios, como en México y Brasil; pero aquí nada. Recién en estos días voy a estar en un programa de televisión, yo jamás fui invitado durante los años de democracia a debatir ideas. No me quejo, tengo opciones. Me hubiese sido muy fácil conciliar con el gobierno de turno, pero en la vida hay que saber de qué lado está uno. Yo busco los medios alternativos, esa es mi capacidad de resistencia, de construcción de nuevos espacios.

Usted hablaba de recuperar la memoria. ¿Juzgar debidamente a los culpables es una solución?

Tratamos de encontrar la verdad y la justicia, el derecho de un pueblo a saber, a tener una reparación ante el daño hecho, pero a través de la justicia. Aquí en Argentina los partidos que dicen ser democráticos son los que generan la impunidad. Lo mismo sucede en Uruguay, Brasil y Chile. Aquellos a quienes votamos terminan luego generando un ámbito de impunidad jurídica. Tiene que haber una reforma en este sentido, porque sobre la impunidad es imposible construir un proceso democrático. Si hubo impunidad antes, existirá hoy. Cuando uno habla de la memoria no habla del pasado, sino de hallar luz en el presente para saber a dónde ir, porque el futuro se construye de acuerdo al coraje que se tenga para hacer el presente.

Después de tantos golpes y humillaciones, ¿el pueblo latinoamericano está preparado para dar pelea?

Sí, ahí están nuestros muertos. Lo que nos falta son ideas claras, propuestas políticas con valores, con sentido de identidad, con principios. Un proyecto real de lo que deseamos. Es un desafío que tenemos todos. En Argentina, además de los militares, hubo y hay una persona nefasta: Carlos Menem. Él ha pateado al país, ha privatizado todo en forma irracional, cosa que no hicieron los uruguayos ni se hizo en Brasil. Este señor se consideró el dueño del país y nadie le puso límites. La sociedad se lo permitió, y esto es lo que tenemos que analizar los latinoamericanos en conjunto. No considero que todo esté perdido, siento que hay una necesidad de abrir espacios y ver si encontramos caminos comunes.

(Tomado de Servicio de Prensa Alternativa, SERPAL, No. 195-02)

ALCA (last edited 2008-06-26 09:57:33 by anonymous)